Bilbo
Baggins prosigue su aventura junto a trece Enanos, liderados por
Thorin Escudo de Roble, para recuperar la Montaña Solitaria y el
Reino de Erebor. Después
de haber conseguido sobrevivir a las aventuras que se les presentaron
al final de la primera entrega, el grupo continúa y se topa con
Beorn, el cambiador de piel, así como con un enjambre de Arañas
gigantes (posibles familiares cercanos de Ella-Laraña), los Elfos
del Bosque y los hombres de Ciudad del Lago para así, finalmente,
encontrarse cara a cara con el desolado dragón Smaug.
Si
en la primera entrega de 'El Hobbit'
se criticó el hecho de que Peter Jackson hubo de detenerse en los
preámbulos y otras explicaciones, en esta ocasión la
aventura no se hace esperar demasiado y la compañía se encuentra
rápidamente ante una serie de obstáculos que,
por peligrosos que parezcan, sirven como antesala del resto del
film.
De
manera paralela a esta serie de acontecimientos, Bilbo
Baggins descubrirá las bondades del anillo que consiguió arrebatar
a la criatura Gollum y no dudará en recurrir a ellas siempre
que le sea necesario. Aquí Martin
Freeman vuelve
a demostrar por qué han apostado por él: su interpretación
continúa estando a la altura de las circunstancias y su personaje
deslumbra y se adapta a los cambios que experimenta conforme se va
desarrollando la trama. En definitiva, Freeman consigue meterse al
público en el bolsillo con la misma facilidad con la que se guarda
el anillo único.
Misma
evolución sufre el personaje interpretado por Richard
Armitage.
Mientras que Bilbo se convierte en un hobbit aventurero, valiente y
seguro de sí mismo, Thorin
Escudo de Roble tendrá que hacer frente a todo lo contrario: muchos
de sus compañeros temen que el heredero al trono de Erebor acabe
pervertido por la codicia y el egoísmo. En
esta segunda entrega, el personaje interpretado por Armitage tendrá
que hacer frente no solo al dragón Smaug (Benedict
Cumberbatch pone
voz a uno de los mejores dragones de la historia del cine), si no a
los fantasmas de sus antepasados y a las frustraciones y decepciones
que surgen cuando los resultados de los esfuerzos dedicados tardan en
llegar.
Una de estas decepciones se deberá a la práctica ausencia del mago Gandalf, que como de costumbre aparece y desaparece en virtud de sus asuntos. En contrapartida, quien aparece es Bardo el arquero, un hombre y padre soltero interpretado por Luke Evans que terminará complicando la vida a los Enanos. Sin embargo, se trata de un personaje que dará mucho que hablar en la tercera entrega, haciendo que todas las miradas se centren en él, quien de momento ha logrado una actuación correcta y más que aceptable.
Por
su parte, Orlando
Bloom vuelve,
una vez más, a convertise en Legolas, el personaje que en su día le
sirvió de trampolín y le permitió el salto al estrellato. En esta
ocasión, nos
encontramos con un Légolas que tiene un carácter muy diferente al
que conocimos en 'El
Señor de los Anillos'. Si
bien continúa haciendo gala de sus infalibles habilidades con el
arco - una destreza de la que vuelve a presumir en compañia, esta
vez junto a una compañera muy especial -, en 'El
Hobbit: La desolación de Smaug'
nos encontramos ante un personaje más joven e inexperto que, como
tal, está en plena búsqueda de una personalidad propia que le
permita encontrar su camino.
Como
cabe esperar, su
compañera de batallas no es otra que Evangeline Lily. Desde
Eowyn, la sobrina del rey de Rohan que finalmente acabaría
convirtiéndose en una de las guerreras más valientes de la saga de
'El Señor de los Anillos', no nos habíamos encontrado con otra
superheroína que representara a las mujeres más intrépidas de la
época, al menos en lo que a un escenario de batalla se refiere.
Quizás el regreso a la gran pantalla de Evangeline Lily se deba a
este motivo, o bien a una predilección especial de Jackson hacia
este perfil, pues se
trata de un personaje que no aparece en la novela original.
Y
es que al contrario de lo que muchos puedan pensar, Evangeline
Lilly ha
conseguido dar vida a una elfa guerrera que, como decimos y a pesar
de no formar parte de la historia, se antoja imprescindible conforme
se van sucediendo los acontecimientos. Tauriel
y Légolas serán los encargados de protagonizar algunos de los
momentos más entrañables y simpáticos del film.
Mientras
que, de momento, sus apariciones se deban a momentos puntuales en los
que no sirven más que para relajar las tensiones propias de la
misión o por el contrario, para sacar a relucir las habilidades
élficas, lo cierto es que a través de esta pareja, los
guionistas han encontrado la herramienta con la que propiciar el
acercamiento entre elfos y enanos en
busca del bien común, un valor añadido en el campo de batalla que
de cara a la tercera entrega resulta imprescindible.
Con algún que otro guiño a la saga de El Señor de los Anillos, 'El Hobbit: la desolación de Smaug' conserva los increíbles escenarios y paisajes que en su momento se convirtieron en la seña de identidad de las películas de Jackson. Si bien la recurrencia al 3D a veces continúa creando imágenes demasiado artificiales, el film continúa con la técnica y fotografías perfectasy sobre todo, con ese espíritu que un día conquistó a millones de fans y que aún hoy promete ayudar a llenar las salas de cine.
0 comentarios:
Publicar un comentario